Las ballenas ayudan a combatir el cambio climáticoEl ciclo de alimentación de los cetáceos permite retirar CO2 de la atmósfera
El pasado mes de septiembre la Comisión Ballenera Internacional rechazó por amplia mayoría levantar la prohibición de la caza industrial de la ballena, vigente desde 1985. Esta medida ha permitido que las aguas de Galicia atraigan, como lo hicieron en el pasado, al animal más grande del planeta. Al menos, eso parecen indicar los recientes avistamientos. En verano se observaron varias familias de ballena azul que llegaron para alimentarse. Mantener con vida al gigante del océano tiene unos beneficios incalculables. «Si estamos ante un repunte de la población será positivo para todo el ecosistema marino, que producirá más. Por tanto también será algo bueno para la pesca», reconoce Bruno Díaz, zoólogo de Bottlenose Dolphin Research Institute, con sede en O Grove.
A la ballena, un ser vivo de lo más dócil dado su tamaño, solo se le puede acusar de ingerir enormes cantidades, toneladas de un solo bocado, de krill o plancton. Estos microorganismos representan el primer eslabón de la cadena alimenticia. Alguien podría pensar entonces que con su alimentación, la ballena amenaza el equilibrio en el mar. Pero hacen justo lo contrario. «A través de sus heces, que tienen una alta flotabilidad, fertilizan la superficie marina. Como son animales de grandes dimensiones, el volumen de las defecaciones es muy importante y ejerce de abono para el crecimiento del plancton, que sirve de alimento para el resto de peces. Por tanto no restan nada a la cadena alimenticia sino que suman», explica Díaz.
La comunidad científica gallega ha aprovechado la visita de especies como la azul o el rorcual común para recoger muestras de heces y estudiar el impacto que tienen en el ecosistema. «Hicimos un muestreo y encontramos numerosas especies de plancton próximas a la superficie, confirmado el fenómeno del afloramiento tan característico de la costa gallega y en el que las ballenas también intervienen», confiesa el zoólogo.La comunidad científica gallega ha aprovechado la visita de especies como la azul o el rorcual común para recoger muestras de heces y estudiar el impacto que tienen en el ecosistema. «Hicimos un muestreo y encontramos numerosas especies de plancton próximas a la superficie, confirmado el fenómeno del afloramiento tan característico de la costa gallega y en el que las ballenas también intervienen», confiesa el zoólogo.
En este momento de la historia en el que el ser humano está perdiendo la batalla del clima, las ballenas son además aliadas. El principal responsable del calentamiento global es el dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero. «El hecho de que vayan a alimentarse a grandes profundidades facilita que los nutrientes se desplacen desde el fondo hacia la superficie y que el plancton florezca. Y resulta que este plancton, la base de la cadena marina, actúa como uno de los mayores consumidores de CO2 que hoy se encuentra en exceso en la atmósfera. Así que están haciendo un papel de amortiguación del incremento de este gas que produce la actividad humana», subraya el científico gallego.
El gran azul ha absorbido más del noventa por ciento del calor adicional que han generado los seres humanos desde la Revolución Industrial. La ciencia ha descubierto que las ballenas colaboran activamente para frenar el aumento de la temperatura de la Tierra.